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ENFOQUES ORGANIZATIVOS
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Impulsar una Nueva Cultura de Infancia

A más de 25 años de su aprobación, la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, ha favorecido importantes avances en la percepción colectiva y en el imaginario social de este colectivo. Sin embargo, no siempre cuando se habla de infancia se hace referencia a una concepción coherente con una visión integral, constructiva, que restituya los derechos de los NNAS.

Frecuentemente se valora a los niños y niñas por “lo que pueden llegar a ser” y se ha situado a los niños, niñas y adolescentes como “esperando el futuro”. De acuerdo a Lourdes Gaitán (1998), los NNAS, como grupo social, no solo pueden actuar, sino que interactúan de hecho con los demás grupos sociales, modificando, construyendo y contribuyendo a los cambios que se producen en la sociedad. Una cierta visión de la infancia debería estar llegando a su fin: la culminación de un triple proceso de institucionalización, individualización e individuación de los niños y niñas abre paso a unos sujetos cada vez mas responsables frente a sí y a la sociedad, que establecen negociaciones múltiples en su aproximación y a la vez distanciamiento del mundo adulto, del que se diferencian de forma cada vez más compleja.

El concepto de Nueva Cultura de Infancia debe su nombre al Movimiento de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores, que reivindica la necesidad de promover espacios de participación protagónica en que los niños y niñas puedan tomar sus propias decisiones frente a su trabajo y proporcionar escenarios para que actúen según su propio parecer y responsabilidad.

Fortalecer el enfoque de derechos y la participación protagónica

El protagonismo de la infancia no niega la necesidad de protección de un grupo social necesariamente vulnerable, sino que afirma que la mejor forma de protegerlos es promoviendo y garantizando su derecho a ser los ‘actores principales de su existencia, tanto en el sentido individual, como colectivo (Alejandro Cuccianovich, 2002). El niño/a no solo tiene la capacidad de actuar, sino que tiene que tener también las posibilidades estructurales y legales, para poder ser un interlocutor reconocido, con capacidad de incidir en los adultos/as y en la sociedad.

 

El Paradigma de la Promoción del Protagonismo Infantil enfatiza el derecho que tiene

cada persona a ser “actor de su propia vida”. No es solo una propuesta conceptual,sino que da a la participación su horizonte social, político, cultural, ético. “No hay protagonismo sin participación, pero no toda participación es protagonismo”, por eso hablamos de “participación protagónica. De esta manera, este paradigma concibe la infancia y adolescencia como sujetos sociales de derecho, con existencia social efectiva, es decir con capacidad de movilizar transformaciones sociales y cambios culturales.

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Incrementar la incidencia y participación política

La incidencia en temas de infancia plantea retos muy exigentes, ya que la misma debería lograr movilizar igualmente a aquellos actores (familia, educadores, profesionales de infancia, la sociedad toda), que, incluyendo el Estado, son “los garantes” responsables de la protección de los NNAS, y por lo tanto, deberían tener conciencia de lo que esta responsabilidad supone, y asumir sus consecuencias.

 

La Fundación Creciendo Unidos entiende la incidencia como las acciones (organizadas e intencionadas) para generar cambios que muestran la vivencia real de una Nueva Cultura de Infancia.  La Fundación reconoce que estos cambios se realizan desde la participación protagónica de los niños, niñas y adolescentes. Entiende la Nueva Cultura de Infancia como la inclusión de NNAS como sujeto de derechos en espacios de toma de decisiones, acceso autónomo a la justicia, reconocimiento de su ciudadanía   y reconocimiento de las múltiples infancias, entre otros, en la familia, la comunidad y en el Estado.

Promover la igualdad de género

La construcción de una sociedad justa supone integrar y promover relaciones equitativas de género y generacionales que se fundamenten en el goce pleno de los derechos humanos, el respeto a la diversidad y a la orientación sexual, la solidaridad y la responsabilidad compartida.  Cuando se trabaja la igualdad de género también se impacta en otras desigualdades como la división sexual de trabajo, la propiedad privada, participación política, el uso del espacio público, la toma de decisiones, entre otros.

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Creemos en la justicia social y la equidad

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